Cartas sin remitente.

Me gusta teclear para un público desconocido. Me gusta escribir sobre la vida y las cosas pequeñas pero importantes de las que nunca hablo. No suelen considerarme una persona minimalista, o romántica, o que se fija en los detalles, si hablo con la boca, pero cuando lo hago con el corazón y solo me escucho yo...
Hubo un día que me senté a solas en un portal de la avenida, y me quité los cascos. Nunca pensé que me pudiera sentir así. Dejé de escuchar, y me dediqué a mirar a la gente, a chicos y chicas, mujeres, hombres, niños. Imaginé sus vidas, contemplé sus ojos al pasar. Algunos sonreían. Otros parecían ausentes. Tanta vida... ajena a mí. Tantas historias que no conocemos... Y sin pensarlo inventé una historia para cada uno.
<<¿Ves aquél chico de allí? Sí, el que va de negro. Está mirando a esa chica de pelo tintado de rosa. Vaya, está enamorado de ella. Eran amigos de instituto, hace un año que no se ven, o eso es lo que ella cree porque él siempre la sigue una vez al día y la mira desde lejos. Un día la invitó a salir, pero ella estaba demasiado ocupada cuidando a sus hermanos (porque tiene siete hermanos, ¿sabes?), y a su padre que le prohibe hablar con chicos... desde entonces el chico guarda luto sin saber que ahora es ella la que lo mira con cariño por la espalda, cuando pasa de largo>>

No me considero de esas personas que les gusta sentarse a contemplar el atardecer, o respirar el aire de la montaña con una sonrisa. Parece mentira...



Esa misma tarde quedé con mi niño a tomar algo en un café. Junto a nosotros habían dos mujeres hablando. Cuando él fue al baño y me quedé un momento a solas, pude escuchar la conversación, sus miedos, sus sentimientos, sus fracasos, sus emociones. Me pregunto qué dirían a su pareja esa misma tarde... "cariño me voy que he quedado con Fulanita a tomar algo" a lo que él respondería sin levantar la mirada del periódico y su sección de deportes "vale, hasta luego"... ¿Sabe ese hombre que "quedar con Fulanita" va a convertirse en un conjunto de penas que intentará expulsar con ella porque no se atreve a decírselo a él? ¿Quiere saberlo? A saber cuántas mujeres que se sienten solas a lo largo del día quedan para esto, para desahogarse con la persona equivocada.
...
la verdad fue muy triste que, cuando él volvió del baño y me dio un beso en la mejilla por sorpresa, sentir cómo esas mujeres nos miraron con ternura y envidia... supongo que debería sentirme bien pero fue lo contrario. Todo se cura con el tiempo, para bien o para mal.

Me despido. Me llaman a comer... un beso, desconocido.