martes, 1 de septiembre de 2009

Jaulas y pájaros

No sé cuántas veces he oído eso de "átalo fuerte", o "que se lo curre". Tampoco lo de "que sufra un poquito". Entiendo que a veces, para quien ama, es más fácil servirse de tretas para atraer a una persona que darse por completo arriesgándose a salir herida.

Llamadme cobarde, pero a mi no me gusta jugar a esos juegos. No lo veo lógico. Amas a una persona, o no la amas. No hay términos medios, no se puede ser "parcialmente libre" o "parcialmente amado", como decía Keira Knightley en La Duquesa. Son palabras absolutas: amor, libertad, muerte. Nadie puede morir a medias. Nadie.

Hay gente a la que le gusta jugar. Gente a la que le dura poco la ilusión, gente que no sabe lo que quiere y lo que no, gente que no sabe amar. Está bien si eres consciente de ello, pero no cuando empiezas a fingir... cuando empiezas a fingir y a atar a otra persona... eso significa que no se está preparado. Cuando haces llorar a ésa persona que dices querer, cuando la dañas a sabiendas, o cuando se piensa antes en el propio placer que en el del otro... eso no es amor. Eso es ser mentiroso, contigo y con los demás. Y sin quererlo, sales perdiendo tú también porque te demuestras que eres tú mismo el único que te importa.

Y eso duele en el ego.

Al cumplir los diecisiete me di cuenta de que no tenía sentido quejarse del amor, porque no sabía amar. Estaba contaminada por el odio y por la sospecha, por el pasado. Lo que hice fue poner punto y final a toda relación que puediera herirme o herir a los demás. Estuvo bien limitarse a ser viento, ir de acá para allá sin ninguna atadura por un tiempo. Pero aún así salía herida. Luego me cansé y me juré no volver a sentir. Me salió bien porque soy obstinada, pero pronto el vacío comenzó a alimentarse de vacío, y me convertí en un fantasma.

No sentía nada, como mucho un ligero cariño hacia los demás, o una pena malsana hacia todo. Era un fantasma, y lo sabía. Y a veces me odiaba por ello, por no poder llorar por nada, o por ser tan fría como el hielo, o por ser distinta. Por suerte, y cuando menos lo esperaba, llegó alguien que me hizo volver a la vida.

Pero yo no quería hablar de éso.

Yo escribía para hablar de las jugarretas y de los trucos cobardes de los que se sirven algunas parejas para continuar unidas. Sinceramente, me parece repugnante. El dar celos, el hacer sufrir para sentirte necesitada, el atar bien fuerte a otro ser vivo para (realmente) sentirte realizada como persona. Puaj.

¿Es eso el amor? ¿Servirse de jugarretas y dobleces para que otra persona sienta una drogodependencia insana hacia ti? ¿Una drogodependencia que mata lentamente el cariño aunque sea eso lo que se quiera evitar? ¿Algo que hace daño a cada movimiento?
Yo creo que no.

Lo bonito no es tener un pájaro metido en una jaula para oírlo cantar. Lo bonito es que se pose por sí mismo en tu mano. En los cuentos (fuente de sabiduría popular) es así. El amor no es un grillete, sino una puerta abierta. Un jardín secreto donde refugiarse del resto del mundo. El decir cosas que no te sale decir en otro momento, el estar feliz de sentirse tonto y vulnerable, porque confías en que la otra persona no va a verte así.

Qué vidas más tristes las que dependen del dolor para ser felices. Y más cuando el dolor se esconde, como una fiera al acecho, entre caricias y besos. Una persona que dice quererte pero te hace llorar... realmente, ¿qué es? Nada más que una droga.

Personalmente, creo en el amor libre, en la paciencia y en el bálsamo de las caricias. Creo en errores que no pueden ni deben perdonarse (eso es querer demasiado-mala cosa- o querer muy poco) , y en que el tiempo siempre sana. No creo en la esclavitud las personas, ni en jaulas, ni en besos envenenados.

Eso sólo contamina, sólo mata.

lunes, 31 de agosto de 2009

Un nuevo espacio para una nueva persona

He estado mirando mi blog y me he dado cuenta de que ya a penas escribo! ¿Cómo puede ser eso? Con lo que me gustaba lanzar mis mensajitos a cada persona que quisiera leerlos!

Le he esado dando vueltas al tema, y creo que he dado con la solución.

Antes había una personita que escribía este blog y le parecía chachi-piruli todo lo que ponía. Pero es que ahora esa personita ha cambiado y ha crecido, y todo lo que hay escrito (o por lo menos las entradas así más antiguas) le parece una soberana gilimemez, y ya no se siente cómoda con este blog.

¡En fin!

¿Y qué hacer? No voy a hacerme OTRO blog para sentirme más a gusto, y tampoco puedo borrar las entradas para tapar que yo he sido una persona un tanto quejica/llorona/solitaria/yoquéséqué...
Lo único que se me ocurre es cambiar la plantilla y cambiar lo que hay en él, como si fuera un punto y a parte, y empezar a escribir cosas más... no sé cómo decirlo... más mías. De ahora. Lejos de la niña de 16 años que empezó a teclear sus penas adolescentes porque estaba bastante jodida por cosas de niñas de 16 años. Sé que me va a costar retomar la marcha y todo eso, pero... ¡por algo se empieza! =)

Y a eso se debe el cambio de formato!
Si es para bien o para mal... ¡decídmelo vosotros! ^^

jueves, 20 de agosto de 2009

A contracorriente


Últimamente me da pena salir a la calle. Me da pena ver en qué se ha convertido la gente a mi alrededor, me da pena ver sus caras decrépitas y sus ojos permanentemente rojos. Me da pena oler el perfume del porro en sus ropas, en sus mejillas, al darles dos besos.

Odio ése olor.
Con todo mi ser, lo odio.

Es un olor sucio y nauseabundo, olor a pobreza de espíritu y a discoteca de pueblo. Huelen a viejos verdes y a charcos de barro, a asfalto y a vacío. A agujeros negros. A agua putrefacta, estancada y sin esperanza de fluir.

Me dicen que eso es lo normal, que soy yo una radical y una friki idealista. Una intolerante porque me pregunto por qué sólo saben divertirse liando papel y tirándose en las aceras para reírse de lo que no tiene gracia, porque me atrevo a decirles que tiran su vida a la basura con cada ralla de coca que se meten por la nariz, porque sin querer arrugo la nariz cuando se me acercan, porque no me sale mirarles de otra forma que con lástima. Porque ya no me siento a gusto en mi propio barrio, con lo que antes era como una familia.

Pero lo que más me duele es el olor.

Como dice mi amigo, apesta a perdición.

lunes, 29 de junio de 2009

no sé



A veces creo que tengo el corazón más duro que la piedra.
Como si tuviera una capa de hielo encima, o una tormenta de rayos, o qué se yo... algo muerto dentro.


Y no me gusta.
Pero sobrevivo.

jueves, 18 de junio de 2009

me he hecho más fuerte

Me he hecho fuerte estos últimos años.

Me he dado cuenta mientras leía las entradas antiguas. Las leo y me pregunto cómo fui tan cobarde. ¡Pero si era deprimente! Recuerdo que todo el día me lo pasaba fingiendo ser otra persona, riéndome de cosas que ni siquiera me hacían gracia, y engañando a los demás y a mí misma. ¿Todo para qué? Para acabar donde estaba, enfangada en el mismo pantano podrido de siempre y con el lodo hasta el cuello. ¡Ah! ¡Y callada! ¡Y fingiendo ser feliz excepto cuando me ponía delante del ordenador y me ponía a llorar mientras tecleaba! Jajaja, es que lo pienso y me río de mí misma, me río de todos los que son así, y tengo la certeza de que aquello está muy lejos.

En fin... Esos años me hacían falta. Me hacían falta dos buenas tortas para espabilarme, para sacarme de ése mundo de fantasía que creía que era real. Para darme cuenta de todo. Y soy infinitamente más fuerte, infinitamente más alegre e infinitamente más persona. Estoy bien.
Estoy muy bien.



Hoy soy una persona bastante orgullosa, creo que segura de mí misma. Me respeto (excepto en algunas ocasiones) y soy selectiva con los demás y conmigo.

Hoy entiendo lo que es realmente ser feliz. También que el amor de verdad no duele ni aprieta, ni encadena, ni nada parecido. Me gusta, me hace sonreír desde el corazón.

Hoy me siento más madura, más pausada, y a la vez más viva que nunca. Soy capaz de moverme a mucha velocidad y hacer cosas que nunca hubiera creído.

Hoy soy capaz de mirar por otra persona en vez de por mí misma, y me siento feliz por ello porque ésa otra persona mira más por mí que por él. Es recíproco, y es magia.

Hoy miro el cielo tan azul y sé que puedo volar y tocarlo, y que las nubes, aún en días de lluvia, no son más que pequeñas gotas de agua fresca que brillan al sol.

Hoy soy capaz de hacer reír a la gente, y de abrazarlos, y de pegar un par de cachetadas si lo merecen. Puedo tender una mano invisible a todo el mundo, sin proponérmelo siquiera.

Hoy soy capaz de confiar en los demás y a la vez guardarme un pequeño secreto. Soy capaz de hacerme respetar y querer, y soy capaz de querer a aquellas personas que lo merecen.



No tiene mucho sentido.
A demás, es autobombo, y no me gusta.
Pero hoy estoy muy feliz! Muy feliz!
Sorpresivamente, este último año ha sido completamente perfecto en mi vida...
Y, sobre todo, estos últimos tres meses =)

miércoles, 3 de junio de 2009

los náufragos y el tiempo

Tic-Tac
Creo que he conocido a un náufrago.
Vive cerca de mi isla porque a veces oigo su voz a contraviento, pero no sé lo que dice.
A veces lo veo (o creo verlo) desde mi montañita de arena con su palmera... aunque no sé si era real. Suelo imaginar cosas y creérmelas como si fuera estúpida y paranoica. Quizás es que sí soy un poco estúpida y paranoica.
En fin, estoy yo como para perder el tiempo. Ya tengo bastante con buscar yo una salida de este mar. Que se busque él un barco, no pienso dejar pasar el mío.

Tic-Tac
Parece que mi teoría es cierta: hay un náufrago a lo lejos, los ojos y el oído no me engañaron.
Lo veo allí sentado, esperando. A veces me mira, y me da miedo.
No sé si es hostil, seguramente lo sea. Hay muchos caníbales sueltos por este mar, y la verdad es que no me gustaría volver a toparme con uno de ellos. Ése en concreto parece muerto de hambre... casi como yo. En fin. Para que me abran en canal sobre la arena me basto yo con un cuchillo, no necesito a nadie más, gracias. Prefiero seguir comiendo peces muertos a que me coman a mí. O tirarme a los tiburones cuando me canse de todas estas tonterías, de estar aquí sentada esperando un barco.
Eso es, pensando con la cabeza. Tú sí que sabes, amiga.

Tic-Tac
Veo que se mueve allá a lo lejos.
Últimamente empiezo a entender lo que dice al gritar al viento. Pero parece que hable en otro idioma, y me cuesta entenderlo. Y yo sigo a la mía, no vaya a ser que me esté insultando. Que bastante tengo ya con intentar pescar algo, que bastante tengo ya con sobrevivir aquí sola.
Pero me apetecería tanto algo de compañía...
De eso nada, monada. Es otro caníbal, otro salvaje. De esos que vienen en manada como bestias y te arrancan la carne del hueso y se comen tus órganos, y te chupan la sangre y los restos los venden en el mercado negro. Pasando, pasando. Que yo nos salvé, nos salvé a ambas.
Empiezas a hablar como Gollum... ya has enloquecido.
No tengo hambre, pero tengo el estómago vacío.

Tic-Tac
Hoy he conseguido entender lo que me dice, pero me da miedo hablarle. Parece que se hundió su buque insignia. Casi que mejor me callo y no digo nada.
Débil, débil, débil. Todo lo que odias, lo eres. ¿Es que te importa? ¿Te da curiosidad? Vamos, sólo es un hombre sentado en su isla, uno de tantos. No te fíes de él, no te fíes de nadie... pero parece que él sí sabe lo que dice, sabe de lo que habla. Es como si me conociera. Como si con sus palabras y sus verbos me abriera una brecha en el alma, una herida directa al alma.
Y me escuece, sí. Me escuece. Me echa alcohol y supuro. No dejo de supurar.
¡En manos de un médico has ido a caer!
... ésos son los peores.

Tic-Tac
Hoy he contestado al viento, pero no sé si he debido hacerlo.
Y me ha hablado. Sí, me ha hablado de su navío hundido, me ha descrito el accidente, me ha descrito las bajas y los cadáveres que quedaron. Me como la cabeza, es como si me estuviera describiendo mi propio naufragio. Qué raro, no creí que nadie hubiera sobrevivido a parte de mí.
No tengo ganas de pensar más, me voy a dormir... quizá mañana.
Quizá mañana.

Tic-Tac
Me duelen las heridas. La sal del mar me quema, me abrasa por dentro. Has enloquecido del todo, has... has permitido que te cacen como un conejo. Y empiezas a sentir cómo la cabeza se te va, cómo se despega de los hombros... te duelen los hombros, NOS duelen los hombros.
¡Seguro que ya he empezado a extirparte algo! ¡Para comérselo!
Se te va a comer y va a vender tus restos, va a despedazar tu lengua y a venderla por los rincones.
No creo.
No creo.

Tic-Tac
Tengo sueño, esta noche no he dormido. Y lo peor es que no me importa.
Nos hemos quedado hablando hasta la madrugada. Hasta que el sol se alzó rojo. "Esta noche se ha vertido sangre".
Espero que no sea la mía. Me da miedo morir, me da miedo que me maten. Pero no puedo dejar de hablar, de reír, de... ¿sentir? ¿Sentír qué, imbécil? Sólo es un náufrago sentado en su isla, sólo eso. Nada más que éso.
Pero empiezo a respirar... respirar aire puro.
Aire puro que va a evaporarse en cuanto me saque los pulmones.

Tic-Tac
Hablamos mientras trabajo.
He decidido cortar mi palmera. Cortarme el pelo no, la palmera. Creo que él también se mueve, y eso me alegra y me aterra. Quizás piense hacer lo mismo que yo, quizás piense... no, no. No puedo permitirlo.
Pero cuando pienso en ello sonrío y canto.
Espero que no me oiga, sería embarazoso.
Y una estupidez.

Tic-Tac
Cada hora espero que el viento y la marea me traigan noticias suyas.
A lo mejor estoy siendo inocente y boba. Seguramente. Pero no puedo evitar confiar. No puedo evitar pensar que todo lo que me ha contado es verdadero. No puedo evitar rechazar la idea de que vaya a comerme. No me va a comer.
La palmera casi ha caído. Espero que sirva de algo, porque si no me quedaré sin sombra y el sol me achicharrará.
Y el verano se acerca.
A lo mejor me estoy arriesgando demasiado.
He acabado mi barca, y parece que él ha acabado la suya.

Tic-Tac
Se acerca, se acerca.
Va a besarme, o quizás es el primer mordisco. Tengo miedo, pero no voy a huir. Cierro los ojos. A lo lejos suena un laúd. ¿Un laúd? Parece que también lo ha hecho con madera se su isla. Sigo apretando los párpados muy fuerte, no quiero ver nada... y entonces lo siento.
Siento cómo su mano palpita sobre mi mejilla, y espero.
No pasa nada.
Abro los ojos lentamente, y me pierdo. Me pierdo en la luz más oscura que haya visto jamás, que haya sentido jamás. Es luz herida. Es como tú. De repente siento el deseo de susurrar palabras de consuelo en su oído, palabras de eternidad o simplemente de amor. Parece que también sangra.
Ya no tengo miedo, algo en mi interior sonríe. ¿Qué me ocurre? ¿Cuándo has nacido ahí dentro?
Me acerco más, y rodeo su espalda con mis brazos. Apoyo la cabeza en su pecho. Palpitas. Palpito.
Yo... creo... creo que ahora vemos el barco en el horizonte.
Vámonos a casa.
Juntos.

Las historias no han de ser reales para ser ciertas

viernes, 22 de mayo de 2009

cuídate




Ayer te vi partir sin rumbo, amor. El mar aullaba tu despedida y el viento tu nombre. La luna brillaba sobre las olas como si fuera a romperse en mil pedazos y la sombra de la noche sobre tí se cernía.

Allí me quedé, con la esperanza en las manos y el corazón huído. Doce piedras hundieron mis hombros y mi ánimo. El dolor del adiós me consumió días enteros, mi vida se fue hacia donde resonaba el eco de tus pisadas.

Y recordé entonces el cuento que de niña aprendí, en el que las Damas del Mar se quedaban con todo hombre que la tierra abandonó. Y mojándome los pies en el agua me pregunté si a tí te arrebatarían el aliento, y a mí el corazón.

Ten cuidado con las sirenas, marinero.
Que el viaje es largo y su golpe certero.
Cuídate de sus cantos, marinero, vuelve a mí.
Pues no habrá otros brazos que, tras la tormenta, te cuiden así.

Yo te esperaré bajo la lluvia y junto al mar. En la noche tejeré con estrellas una senda para tu regreso, durante el día recordaré el tiempo que compartimos. Y cuando por fin llegue el día esperado en el que en el horizonte asome tu bandera, el tiempo habrá pasado tan lento que del reloj no quedará ni la arena.

Cuídate en tu viaje, joven vagabundo.
Que las noches son frías y el mar profundo.
Cuídate de las canciones de viento y mil batallas,
pues no quiero que para siempre tú te me vayas.

Y ahora, sentada en la orilla, puedo ver tu luz y tu camino. Sólo con cerrar los ojos imagino la estela que dejó la quilla sobre esta calavera de sombra, sobre este cuerpo torturado. Y cuando el mar te devuelva, moribundo, hasta mí, yo te cubriré de caricias prohibidas y noches sin fin.

lunes, 4 de mayo de 2009

Para mi Juglar Errante


El Intruso - Delmira Agustini


Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fué una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
Y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!





__________

...

A tí te lo dedico, juglar errante, caballero medieval, dios de luz.
Sé que lo comprenderás, que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Y tú eres quien más me conoce y a quien menos datos le hacen falta
para con una sonrisa quitarle a la noche el duro tono abenuz.


sábado, 25 de abril de 2009

Muerte y sangre



Los cascos de los caballos resonaban en la piedra, en el crujir de la hierba seca y sobre la tierra quemada. Ni un solo relincho, ni una sola palabra, ni una sola duda.

Los jinetes avanzaban. Imperturbables, lentos pero seguros. Cloc, cloc, cloc. Las monturas movían sus cuellos y crines al viento con cada paso. Las placas de metal entrechocaban. Las lanzas listas, los estandartes alzados hacia el cielo. Un gran dragón surcaba las alturas rojo sangre con las garras extendidas, encerrado en la bandera de gules.

Silencio.

Silencio y tensión.

La línea enemiga emergió tras la colina. El cuerno de guerra lamió los oídos de los jinetes lenta, dolorosamente.

Bahuuuuuuuuuuu

El sol, parapetado tras las nubes grises de tormenta, arrancó un destello a las puntas de las lanzas, a las armaduras de metal tanto de hombres como de caballos, a las espadas y los cintos.

- ¡Quietos!

La caballería se detuvo al instante. A sus pies, una amplia colina de hierba seca. A lo lejos, tras una colina, el ejército enemigo. Un ejército aterrado.

Brogh olía la muerte en el aire. Podía oler los rayos sobre sus cabezas, un escalofrío electrizante que le recorría la columna vertebral. Quizá un dios pensaba castigarlos por su crueldad. Algún noble daba su discurso allí delante, pero él no lo escuchaba. Estaba cegado por el instinto. Todos los hombres rugieron a una, alzando las armas. Brogh se sumó a ellos lanzando un grito aterrador.

Tenía sed. Sed de sangre, sed de gloria y victoria. Se llevó la mano al pecho, donde el emblema del dragón rugiente desafiaba a sus enemigos. No permitió que el brillo le cegara. Alzó el rostro y clavó sus ojos oscuros en el enemigo. Unos ojos inyectados en la locura de la batalla que aún no había comenzado. Aferró con más fuerza el puño de su espada. Los cuervos graznaban allá arriba, y trazaban círculos sobre sus cabezas. Esa noche tendrían su festín.

-Violad a sus mujeres. Esclavizad a sus hijos. Matad a sus hombres. El resto, que arda.

Paso.

El garañón de batalla, negro como la pez, piafó inquieto al oler los cadáveres de la batalla anterior. Los pocos pájaros carroñeros que quedaban alzaron el vuelo con chillidos airados. Los cuerpos estaban a medio pudrir. Algunas armaduras estaban casi vacías, como las cuencas de los ojos de los muertos, como sus bocas sin lengua y sus pellejos sin alma. Brogh a penas los miró, no estaba allí para tener compasión. Él estaba allí para vencer o para morir.

Trote.

Saliva y sudor de caballo, espumosa y blanca. Como el mar. Como los cabellos de los muertos. Los cascos retumbaban, el enemigo avanzó. Sus ojos irradiaban fuerza y furia, su semblante, destrucción. La tierra había pasado a ser roja al regarse con sangre. Algunas flores de color carmín habían brotado de ella para ser arrasadas de nuevo. Segadas, como las cabezas que adornarían las picas de su Reina. Hincó los talones en los flancos del semental.

Galope.

Las marea de muerte avanzaron por la colina. Sería un choque frontal. La calma que precedía a la tempestad se había roto, y ahora el viento arrastraba los gritos, oraciones y relinchos. El entrechocar del acero. El crujir de las lanzas astilladas. El rasgar de las vestiduras y los estertores de la batalla. El manar de la sangre.

Vencer o morir.

Vencer o morir.

Brogh dejó de sentir y se entregó por completo a la rabia asesina. Dejó de ver. Dejó de oír. El tiempo se detuvo con cada estocada, con cada amenaza, con cada corte y desmembramiento.

En su mente sólo permanecía un pensamiento que eclipsaba a todo lo demás.

“Muerte y sangre”

Y se fundió con la tormenta, que estalló sobre las miles de cabezas.

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Valar Morghulis (All men must die)






Esto es lo que me viene a la mente (y al corazón) cuando escucho Warriors of the world. Altivez y fuerza. Un sabor de tiempos mejores.

jueves, 23 de abril de 2009

Hoy, día X

Es mundialmente conocido lo mucho que me gusta llamar a los días por letras, sobre todo por la antepenúltima del alfabeto. La X, esa gran desconocida.

Me he despertado tarde, a las 6:30 (no, no es que quiera levantarme a esa hora, es que si no me levanto a las 6 mi velocidad corporal no alcanza para tener su culo aposentado en el asiento del metro que DEBO coger por mi vida a las 7:22). Me he tirado un cuarto de hora dormida en el baño, que si llega a entrar mi padre se piensa que he muerto en condiciones fatales y/o deshonrosas para la familia.

He llegado al metro a las 7:24. TARDE. No sé de qué me extraño.

Me quedo en el andén. Decía que el próximo metro era Bétera.

"¡Vaya! ¡Mira qué suerte, he perdido el de Seminari pero puedo coger otro! ¡Y gratis!"

(Ay, ¡angelico!)

El caso es que me espero en el andén... "conyoya, que frío que hace!" pensaba mi cabecita mientras todos los pelos de mi cuerpo se erizaban como escarpias ante la leve brisa matutina (*insertar música celestial aquí*)

Y entonces, sólo entonces, aparece Mamá Innombrable vestida de Tigresa del Oriente.

- Perfecto, y yo con estos pelos

Es entonces cuando cunde el pánico y el horror en mi interior interno y empiezo a poner en práctica el manual de supervivencia:

1_Intento evitar el contacto visual convirtiéndome en arbusto: EPIC FAIL
(creo que me falta práctica)

2_Intento evitar que me reconozca poniéndome el flequillo en toda mi cara de sobada, simulando ser el Primo Eso de la Familia Adams.
(lo creáis o no, dio más resultado que el paso 1)

3_Intento convencerme de que Mamá Innombrable no existe, sólo es una ilusión óptica causada por mi delicado estado mental: EPIC FAIL

Mientras tanto: Mamá Innombrable me mira tras sus gafas. Finjo que no me doy cuenta. Me fulmina con la mirada. Sobrevivo... ¡Y pasa de largo!

5_ Intento poner espacio entre Mamá Innombrable y mi integridad física

Entonces pasa el metro. ¡Bien! ¡Dice en el cartelito que es Seminari, lo dice con letras rojas que parpadean! ¡Y no estoy loca!

6_ Subo al metro. Es más, subo al metro con presteza.

7_ Mamá Innombrable se sube... en el mismo vagón. Mi expresión facial cambia como la de Yano, el Cuentacuentos Interactivo.

(Este es Yano, para los que no tengan el placer de haberlo conocido en la tele)

8_ Repetición del punto 5. (No, de la rima no. Del punto 5)

9_Mi integridad física es salvada por un señor gordo que me oculta de Mamá Innombrable. Y me pregunto: ¿Dónde coño estaba ese señor en el andén?

Me pongo a estudiar. A primera hora tengo examen de Historia y no me lo sé. Entonces me llama Sulik (http://tabernaenelcamino.blogspot.com/) y me alegra la mañana. Cuando vuelvo a retomar la conciencia de mi existencia en las entrañas de un metro, Mamá Innombrable ha desaparecido de mi vista. ¡Bien! "Bueno, pongámonos a estudiar historia, porque te van a catear", me he dicho.

Y he estudiado.
Y he seguido estudiando.
Me he hartado a estudiar.

Es más, he estudiado tanto que no me he dado cuenta de que me había equivocado de metro y que acababa de pasar Empalme hacía dos paradas. Mierda. Cuando levanto la vista estaba en un lugar perdido llamado Benimàmet.

¿Benimàmet? Yo no sé qué estaría pensando quien le puso el nombre al pueblo, pero en figuritas de Lladró no era.

(casa típica de Benimàmet)

Con suerte cojo a las 8:17 un transbordo que pasaba por Empalme. ¡Uf! Me queda casi un cuarto de hora para llegar, y si calculo que el profesor deja entrar en clase hasta 10 minutos más tarde de las 8:30 y que de Seminari a Empalme hay casi veinte minutos... ehm... quizás llego.


Llego a Empalme. En cuanto piso el andén llega el metro en el andén de enfrente. Me pego la carrera del siglo para alcanzarlo. ¡Y lo alcanzo! La suerte me sonríe, por fín!

Dentro del metro ponía las 8:18. En el reloj de fuera ponía las 8:25. Algo no me cuadra.

"No, si al final aún voy a llegar a tiempo al examen y todo" me dijo una voz interior. Pero no sé por qué, mi sentido arácnido me decía que tu tía María (en tanga de leopardo a ser posible). Bueno, mi sentido arácnido y mi reloj, que me insistía en que eran las 8:24.

... largo silencio de 20 minutos en el que mis santas posaderas descansan en el mullido asiento del metro correcto....

8:46_ subo las escaleras del SacroCeu echando el pulmón por la boca. No puedo contener mi felicidad al ver que hay humanos tan ineptos como yo llegando tarde. Me arrimo a ellos con mi fe inquebrantable en la raza humana. El profesor se asoma, y nos dice...
- FUERA DE AQUÍIIIIIII!!!!!

Vale.

Una de las chicas me invita a unirme a los renegados (que se van a la cafetería).
- Ehm... esto... es que tengo que ir a... a... ¡La sala de ordenadores! ¡Sí, eso!

(para demostrar que no soy tan frikaza como ellas piensan, sí señor)

Voy a la sala de ordenadores. Sola. Está vacía, salvo por La-Tipa-De-La-Sala-De-Ordenadores, que me mira con asco hasta que encuentro una silla de mi agrado entre todas las demás sillas (vacías).

Busco el botón de ON.
No hay botón de ON.
Es un Mac.
Sigo buscando el botón de ON.
...
¿Qué hay que hacerle al bicho este para que se encienda? ¿Apretarle la manzanita?

Opto por escribir esta entrada a mano. La-Tipa-De-La-Sala-De-Ordenadores está partiéndose el culo de mí, lo sé. ¡Putas manzanitas!

¡Y no me sé el examen!

[a estas alturas me doy por vencida y abandono la sala de ordenadores con toda la dignidad posible]

Y no acaba aquí.
No.

Cuando por fin me abren la puerta de clase (a las 9:35) entro, dejo mis cosas y me pongo a atender como si me fuera la vida en ello. Nos ponen un DVD-documental para que tomemos apuntes cual posesos. No levanto la vista de la hoja en toda la puta clase. No estudio lo que debería repasar por si me pregunta. No hago nada excepto lo que el profesor manda hacer.

Acaba la clase.
El profesor me mira.

-Tú y Marta sois unas charlatanas. No habéis parado en toda la clase. Debería darte vergüenza habiendo llegado tarde.
- ¿Perdone, es a mí?- Marta se despierta después de la laaarga siesta de hora y media que se acaba de pegar.

...
Manda huevos, manda huevos.

domingo, 12 de abril de 2009

El hilo



Aquella mañana corría bajo la lluvia sin paraguas. Aunque el cielo estaba gris, su luz no me pareció fría. El agua no empapaba, no helaba... quizás es porque te sentía a mi lado, te sentía protegiéndome. El frío no existía, tampoco el reloj ni todos aquellos que me rodeaban. No había nadie que pudiera rozarme. Fantasmas, fantasmas que no pueden compararse a tí.

Te recuerdo en todos lados, en cada aroma, en cada sonrisa. Doy un abrazo fuerte al viento y es como si pudiera sentirte. Sé que el aire lo llevará lejos, muy lejos, hasta que te encuentre y te estreche. Sé que te susurrará al oído cada frase que te dedico. Sé que me devolverá tu sonrisa lejana. Vienen a mí diferentes palabras: purificación, resurrección, infinito, destino...

La tormenta ya no me amenaza, simplemente me limpia. Abandono el pasado, el presente, el futuro. Ahora realmente existo, haces que sea "yo". Haces que se pare el tiempo y a la vez que corra demasiado rápido. Pura teoría de la relatividad, puro tú. Me siento viva, no me cuesta alzar los ojos al cielo. Lejos, más allá de lo que alcance la vista, estás tú. Lo sé. Lo siento. Me sientes.

Tus ojos oscuros, nobles, profundos. Del color de la tierra, de la vida...
¡de la vida que me has dado!

La noche se rinde, se rompe en pedazos, se hiende. Se postra ante tu llegada. Ha acabado el camino trazado. Tras la sombra amanece, se abre un valle infinito. Y te veo a través de la distancia con los brazos abiertos y ése gesto dulce. ¿Puedes oírlo? Grito tu nombre al viento. El hilo nos acerca, nos junta, nos ata.

Y lo único que puedo hacer es sonreír
y verte sonreír conmigo.

martes, 24 de marzo de 2009

. . .

A menudo sueño con decirte las cosas más bonitas que hayas oído nunca.

Esto es amor, pura entrega, sin celos, sin egoísmos ni argucias, sin medias verdades, sin dobles intenciones... y lo mejor es que obtenemos, que obtenemos lo mismo del otro sin siguiera pedirlo, ni buscarlo, ni pensarlo.

Tu boca y tus ojos acaban con ésa sed que tenía, acaban con los miedos, las inseguridades y la oscuridad. Has sido mi amanecer, has sido como un fogonazo de luz y llamas. Como si el conocerte hubiera desencadenado un big-bang. Ahora me parece sentir que hay un mundo entero que creamos nosotros.

Todo me molesta, lo tiraría a un lado cuando no estamos juntos, como si de un empujón pudiera abrir una brecha que me llevara a tí. Ya no somos (ni eres ni soy) los vagabundos solitarios que, con los ojos y el corazón bien cerrados, nos buscábamos en otros labios, en otros cuerpos, en las barras de los bares o en cualquier esquina.

Ya no somos tristes jinetes de sombras y sueños rotos, de soledad y miedo. Se ha rendido la noche a nuestro paso, a nuestro choque frontal... nos subimos como la espuma, y a la vez es pura redención y luz sagrada. Siento en tu abrazo todo el cariño que quiero darte, y te apreto más y más fuerte. Es un círculo vicioso del que no quiero salir. A lo mejor es porque te necesito, a lo mejor es porque estoy enamorada. ¡¿Quién sabe?! Estoy segura de que ha sido el destino.

Por eso hoy, aunque no me salgan todas esas palabras que pensaba decirte, te pido que te conformes con esto. Que no es lo más bonito que podría escribir, que volveré a intentar teclear algo que esté a tu altura. Que un "te quiero" no basta para expresar todo lo que siento, pero que tú ya lo sabes. ¡Que vaya más rápido el tiempo y se detenga cuando estemos juntos!

Es mi único deseo...

lunes, 9 de marzo de 2009

elecciones

Ya está aquí el destino. Ya ha vuelto para pegarme una patada en el culo.
Y no, no estoy de bajón.
Estoy simplemente confundida, aterrada y paralizada. Veo el norte, pero...es como si no pudiera caminar recto hacia él. Es como si estuviera borracha, caminando en círculos.
Tengo miedo de volver al infierno. Tengo miedo de no elegir la puerta correcta. Ya sabes, le eterna elección y el miedo a equivocarse. Pero a la vez no quiero seguir sentada en el rellano, con los brazos rodeando mis rodillas y lamiendo mis heridas.

Creo que es hora de dar un paso.
El primero en mucho tiempo.

Y, como dijo Tolkien, eso es peligroso.

lunes, 16 de febrero de 2009

Cuando esta santa mujer se digna a actualizar y todas esas cosas

Supongo que esperaréis que ponga alguna excusa por no haber actualizado en eones. ¡Pues no! En realidad he estado estudiando como todos, y eso bien pensado no me da muchas excusas.

He estado pensando en alguna forma de aumentar (aunque solo sea en una o dos personas) el número de visitas de este archihermoso blog (léase con la mayor ironía posible) con la imagen de cabecera hecha con el paint (xD q triste es la vida) y tal y cual.

Solo se me ha ocurrido hacer esto:



Pues eso mismo xD Hoy estoy algo pueril.

La verdad es que no estoy para contar monsergas ni aburriros. No es que no quiera (los métodos de tortura siempre me han encantado), sino que estoy del sacro CEU hasta los cejoncios. No bastaba con la semana de examenes que acabamos de terminar. No. Ahora tengo conocimientos que probar sobre el apasionante tema de... LA DESCOLONIZACIÓN. Sobra decir que de esto no sé más de lo que me decía Elena Chirivella el año pasado (con sus gestos incluídos) de que eso es como los niños cuando se pegan: en cuanto el papá se gira, se arma la de dios. Que se aostian, vamos.
El caso es que estamos danto todas las descolonizaciones habidas y por haber en el mismo tema, y me mezclan los kulungelés del África profunda con los Pitadel Pitahumbo del anuncio de Coca-cola. Y yo, señores, no me aclaro.

Luego están los kurdos. ¿Que quienes son ésos? Pues yo no lo sé. Pero existen. En algún sitio. Batallando por su libertad. Por su bandera flag.

Vamos, que no lo llevo muy bien. Por lo menos los cuatrimestrales salieron bien! ^^


Hoy el caso es que mi cerebro se ha negado a absorber más información. Me ha dado un cortocircuito neuronal de ésos que le daban a Toni (da igual que no sepáis de él, algún día os hablaré de ése maravilloso ex-profesor) y se ha negado a continuar. Caput, vamos.

Y yo ahí toda la tarde con la cancioncita de "Camino Moria" en la cabeza dando por Cullen, y dedicándome a ver cómo los grajos picotean los limones que hay en frente de mi ventana. Ha sido... ehm... entretenido.

También he estado mirando blogs para evitar ponerme histérica-psicópata-hiperactiva. He encontrado unos geniales. A lo mejor (si me aclaro cómo hacerlo) los pongo en mis enlaces o algo. He descubierto que las palabras que más hacen entrar a la gente son: sexo, tetas, culo, enfermeras cachondas, criadillas (y sinónimos variopintos) y caballo. Yo las dejo ahí por si surgen efecto, todas juntitas como hermanitas. Ahora bien, no me preguntéis las combinaciones porque éso de unir "caballo" con las otras palabras a mí no me mola nada.


Y no añadiré nada más.
.
. .
. . .
Bueno, sí: Crepúsculo apesta a rata muerta.

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P.D.: Yo no soy emo. Es que me han dibujado asín. *


*como a Jessica Rabbit, vamos. Pero sin tetas.

sábado, 17 de enero de 2009

Amelie...



A todos nos gustan las cosas pequeñas. Canicas de cristal, hebras de cabello, cajitas de música, juguetes de la infancia, baratijas brillantes, conchas de playa, piedrecitas pulidas, pendientes desparejados, plumas de ave, frasquitos de colonia, alas de mariposa, aromas, recuerdos. Tienen algo de magia propia, belleza delicada y brillo cristalino que hacen que nos mueven a guardarlas como diminutos tesoros que no valen nada y que, para el ojo humano, tienen todo el valor del mundo.

A eso me recuerda la banda sonora de Amelie, a ése montoncito delicado de tesoros inútiles que cada uno guarda en una caja de zapatos, casi avergonzado, en lo más profundo del armario. Como las pequeñas hadas salidas de los sueños de los niños que se pierden al crecer, por mucho que queramos evitarlo.

viernes, 16 de enero de 2009

auuuuuu



Guau!!!! :)

[no voy a poner más xq estoy de exámenes]

sábado, 10 de enero de 2009

Cartas a un recuerdo

Para mí, que creo sinceramente en pocas cosas, eso de perder en lo único que consideraba cierto me abrió una herida supurante en el corazón. Una herida que se fue haciendo más y más grande cuando os buscaba en las caras y los ojos de otras personas, en sus palabras, en sus brazos. Mi corazón supuraba y la fiebre me subía. Me envenené de ponzoña contra todo lo que habíais representado. Dejé que la oscuridad me devorara y me dirigiera como si fuera otra vez aquella niña triste y gris de mi infancia. Recuerdo perfectamente que no veía los colores con la misma claridad ni levantaba la vista del suelo. Las personas eran manchas borrosas que se movían a mi alrededor, y que aquél silencio agotador me hería cada vez más hondo.


En aquellos días creía que no debía necesitar a nadie. Rechazaba las manos tendidas como un perro apaleado, me perdía en cualquier sitio, no quería que me diera la luz y me echaba a llorar cuando nadie me veía. No hablaba con nadie, no miraba a nadie, y acabé por perder toda esperanza. Necesitaba tiempo, necesitaba razones… Nunca me sentí tan sola como entonces, viéndoos felices a dos mesas de distancia mientras yo, abatida y medio muerta, intentaba entretenerme garabateando las libretas al otro lado del muro de hielo que había construido contra mi voluntad.


No podía entender nada. Pensé que huir como había hecho siempre sería la solución. Incluso pensé en cambiarme de instituto para hacer lo que quedaba de bachillerato sin sentirme tan sola en aquella multitud. Pero, como ya he dicho, había perdido toda esperanza en volver a sentirme viva como antes. Decidí que debía hacerme fuerte, crecer en medio de aquel lugar que era como una cárcel para mí, como un torturadero. Creo que los demás me veían como un fantasma, y eso, precisamente, es lo que yo era.


Cuando subía al coche después de aquellas seis horas lloraba en silencio sin que mi madre se diera cuenta. Al llegar a casa me abandonaba en la cama y pasaba horas y horas mirando cómo se hacía de noche al otro lado de la ventana. Cuando él me llamaba y me decía todas esas cosas que me hacían sangrar siempre acababa llorando y odiándome, pero era el clavo ardiendo al que me aferraba. Debía permanecer allí tendida, a la espera de que todo pasase. Sabía que era malo para mí, que estaba actuando como una estúpida… pero necesitaba que aquél teléfono sonara, necesitaba sentir que no estaba tan sola como creía, aunque fuera todo una mentira. Como una nana que me cantase a mí misma antes de dormir. Si perdía algo más, lo que fuera, acabaría saltando. Y tenía que sobrevivir. Era por mi propio orgullo.


En aquella época tuve tantas personalidades que perdí la verdadera. Por fuera era una niña débil y desvalida que necesitaba a los demás para seguir adelante, como un perrito. Ladraba, me revolcaba por el suelo cuando me hacían una caricia y movía el rabo con cada tontería que me dijeran. Pero por dentro llevaba el abismo más vacío que jamás he sentido. Pasaba el día con tanto miedo a caer que no podía sentir nada más. Ciertamente estaba congelada, y nada ni nadie podía ayudarme a salir de allí. Pasé a fingir que estaba bien, que todo había pasado ya, que era una niña tonta que no se daba cuenta de nada. Y pensé que así sería feliz, que si fingía durante el tiempo suficiente al final se convertiría en realidad.


Pero no fue así. Mi corazón aún no se había recuperado, seguía supurando en silencio y me estaba desangrando. Las máscaras empezaban a agrietarse. Con la llegada de la primavera todo el muro de hielo que me había empezado a construir se fue disolviendo. Y mi verdadero yo, ésa persona rara, oscura y fría, empezó a asomarse por los agujeros por mucho que me esforzara en ocultarlo.

Dejé de hablar.

Dejé de reír.

Dejé de escuchar.

Comía en silencio y disfrutaba con él. Los demás me molestaban. Cada comentario cruel me clavaba un cuchillo directo en el alma. Empecé a odiar a todo el mundo. Deseé que desaparecieran. Me dejé echar. Sabía que no iban a echarme de menos. Yo no encajaba allí. No encajaba en aquel edificio de ladrillo ni en ninguna de sus clases… o eso creía.





Y en aquél momento, un desconocido y alguien que nunca habría pensado que volvería me cogieron cuando estaba a punto de saltar al vacío.



lunes, 5 de enero de 2009

Ésa patética vida.



Hacía bastante tiempo que no contaba algo estríctamente personal por aquí. Algo de mi vida privada, de cómo me ha ido el día o de cómo me siento. En un principio esto iba a ser como un diario donde contar mis aventuras y desventuras, pero poco a poco se ha ido haciendo un blog más "frío", sin tanta frescura ni espontaneidad como tenía antes o como a mí me gustaría.

Ya no digo las cosas claramente, sino que las escondo detrás de historias o dobles sentidos, ya no es algo tan "mío". A demás, últimamente no es que tenga mucho de lo que hablar: mi interior está demasiado quieto, y solo a veces sopla un poco de viento en este mar con calma chicha. Tengo miedo de que al haber cambiado el año, el 2009 traiga una tempestad aquí donde el 2008 sólo me trajo tranquilidad, paz conmigo misma y estabilidad espiritual.

Pero tampoco hay que olvidar que cuando se consiguen esas cosas se tiende a "olvidar" otras. El tiempo se hace estirable, como un gigantesco chicle rosa. Se dejan las cosas importantes para más tarde o simplemente se descuidan. Al estar en este momento tan zen las cosas que deben hacerse se dejan para más tarde o se olvidan sin querer. Es... es como en un noviazgo, ¿no? Al principio es genial, todo es bonito, cursi, repipi hasta la muerte y no se puede pasar el uno sin el otro. Pero luego esas cosas se van dando por "normales" y se van descuidando. No sé. Yo me entiendo. No es que me haya olvidado de nadie, ni que sólo quiera estar sola, ni que haya dejado de querer a mis amigos. Es que no sé... Bueno, no sé cómo decirlo. No soportaría que se marchasen, pero no puedo echar el lazo. Algo así. Supongo que se me pasará. Pronto. Voy a hacer un gran esfuerzo para ellos.

Bueno, pues hoy ha soplado un poco de viento del cambio, y estamos a día 6 de enero.

No es que las cosas me estén yendo muy bien. Al contrario, el ambiente a mi alrededor está enrarecido, y no sé si me importa un bledo o si he levantado tantos muros que ya es difícil que nada me toque. A lo mejor es lo segundo, a lo mejor es que soy una cobardica, no sé. No es que me dé igual lo que pase en mi familia, es que sé que es algo donde no me puedo meter. Yo no puedo hacer nada para solucionar nada, y tampoco quiero quedarme en medio. Me limitaré a lo de siempre: esperar a que baje la marea, y luego valorar los pros y los contras. Sólo que aquí tampoco tengo nada que valorar.

Otra cosa es que no sé qué estoy haciendo con mi vida. Todo éso de periodismo suena muy bien. Pasarse la vida escribiendo y que la gente te lea. Dar a conocer historias para dar que pensar a la gente. Ir de acá para allá conociendo gente que cuente su vida y te haga ver el mundo de otra manera, cambiar, abrir horizontes. Aprender palabras nuevas, aumentar vocabulario, vender una nevera a un esquimal en el polo norte...

Sí, todo eso está muy bien, pero... ¿eso no es ser escritor?

En realidad yo quiero ser escritora, no periodista. A mí eso de la actualidad me importa lo que vulgarmente se llama un carajo. Me da igual cómo se llamen los nietos de la vicepresidenta del gobierno. Me da igual qué cantante fue a Torremolinos el día anterior. Me da igual el porciento que suba el IBEX 35 y me da igual que la producción de zapatos esté estancada desde el 2003 (no sé si es el caso). Me da igual qué grupos pasen a quinta división en el distrito de Manchester.

Lo que pasa en el mundo me la trae floja.

Las asignaturas tampoco es que me importen demasiado. No puedo escribir con mi estilo en los exámenes, tengo que usar frases de niña pequeña. No puedo usar los verbos que quiero. No puedo usar adverbios. No puedo añadir conclusiones (lógico y normal). No sé cómo dirigirme a un público hostil ni cómo expresarme sin ser yo misma. Me siento incómoda, rígida, como si estuvieran metiéndome a presión en un frasco de cristal.

Ya me han dicho (y supongo que tienen razón) que si me tengo que guiar por las asignaturas de primero, que me dejaré todas y cada una de las carreras que coja. No sé. Periodismo no es lo que esperaba. Es frío y vacío, como unas oficinas de ciudad. Es cierto que no me aburriría, todo el día de acá para allá haciendo cosas nuevas... ¿y qué, si son cosas que no van a llenarme? Estoy desmotivada y paso de todo, no veo que sea un sitio creativo como creía, ni me interesa, ni me apasiona. Nada.

¿Qué hago yo allí?

Luego está lo de que no es una universidad pública. El dinero que mis padres se han dejado allí, ¿cómo se lo devolvería? ¿Dejando la carrera? No. Ni de coña. Sé que pensar eso es como un pez que se muerde la cola, pero así lo veo yo. A lo mejor estoy desvariando un poco.

Y, por último, por mucho que los ojos me hagan chiribitas, me sonroje y se me ponga ésa estúpida sonrisa en la cara, no voy a entrar en Bellas Artes. A parte de que mi madre no lo soportaría, no creo que pudiera ganarme la vida así. Estoy segura de que es mi vocación, y de que me encantaría hacerlo... pero no. Toda la vida me han estado diciendo (y creo que con razón, pero tampoco estoy muy segura ni quiero ofender a nadie) que ésa carrera no va a abrirme ninguna puerta, que hay millones de personas pegándose por estar allí, un ejército de gente que tiene un "don"... y que acaban en la calle. Lo más triste es que SÉ que en Bellas Artes disfrutaría como una enana, viviría en el mundo de la piruleta y a mi alrededor todo tendría lucecitas y estrellitas. Pero no.

No sé qué hacer.
Tampoco creo que vaya a hacer nada.
Me limitaré a seguir, a esforzarme por aprobarlo todo.
Y si el trimestre que viene sigo igual... pues tendré que tomar una decisión.


Muchas gracias por pasar, y disculpad por la paja mental que acabo de hacer.