jueves, 21 de febrero de 2008

Sirenas

En estos tiempos hay que tener cuidado con los itinerarios que decides trazar en la vida, pues nunca sabes por dónde te pueden llevar.
Cada vez más, el mundo está lleno de sirenas.

A mí me gusta el mar. Me gusta entrar en él sin pensar si el agua estará fría o si habrá medusas. Cada vez que voy a la playa me doy prisa en quitarme la ropa, en dejar que el sol me caliente la piel, y en irme a todo correr hasta el agua. Voy corriendo, riéndome, con los brazos abiertos. Dejo que las gotitas me empapen muy rápido, sin importarme que mi cuerpo se queje. Y no paro de correr hasta que el agua me llega al pecho. No sé. Es raro, pero me gusta. Me gusta el mar.

Aún así, el mar puede ser muy traidor, todos lo sabemos. El año pasado, la noche de San Juan, casi me desmayo. Entre el alcohol [del que sigo creyendo que no abusé], y la cena improvisada segundos antes, perdí la noción del tiempo y vi cómo todo me daba vueltas. La luna estaba preciosa desde el agua, los fuegos artificiales caían como lluvia de mil colores, las estrellas daban vueltas. Me sentía como la protagonista de una película estilo Moulin Rouge, con todos esos colores danzando a mi alrededor, con esa sensación de montaña rusa en el estómago. Pero entonces perdí la conciencia por unos segundos, y casi me ahogo.
Creo que la culpa fue de las sirenas.

Las sirenas nos llaman desde lejos, nos hacen imaginarnos cómo de bonita puede ser la vida a su lado. Te hacen gestos y te sonríen, te hablan diciéndote lo que quieres oír. Son muy listas, ¿verdad? Saben, con una mirada, lo que tu corazón desea, y te lo ponen delante de los ojos en bandeja de plata. Tienen la misma fuerza que los caramelos para los niños, y es prácticamente inevitable que te lances al mar para atraparlas.
Pero si consigues llegar a ellas, nada es como parece...

Hay personas que se sienten sirenas. Se creen con derecho a jugar con las esperanzas, con las vidas y los sentimientos de los demás. Personas que te capturan entre la red de sus cabellos cuando más lo necesitan, y cuando ya están seguras de que no vas a ser capaz de escaparte, te clavan los dientes y las uñas como cuchillos. La mayoría tienen lenguas viperinas con las que acarician tus oídos, sumiéndote en una pesadilla forrada de sueños, de mentiras, de miedos. En ocasiones, los marineros consiguen escapar de su tentación, o desenredarse de las brillantes cabelleras... pero solo en ocasiones.


3 comentarios! =D:

Jen dijo...

Siguiendo las ordenes de su fotolog...

Buenas noches mi querida Bea. He de informarle de que me encanta su entrada sobre el mar, las sirenas, y demás aspectos expuestos en ella. También he de decirle que hace mucho que no disfruto como una chiquilla del mar. Hace mucho que no hago el chorra saltando las olas, ni nada de eso. Así que espero y deseo que en mallorca tengamos un día de hacer el cabra frente al mar ^^

Por otro lado, tambíen he de decirle que me llena de orgullo y satisfacción saber que usted se ha cortado el pelo de una vez ^^ Espero que en ese corte haya entrado el flequillo que le impide ver a los coches y me provoca infartos de miocardio.(si me puse a maldecir todo lo que se movia fue porq me asusté mucho al ver que venia un coche y tu estabas cruzando:S)

En fín muy querida señora mía...Yo también he diseñado más o menos mi vestido, pero de ahí a que quede como queremos...

Un cordial saludo

Jenifer

PD: Me estoy metiendo en el papel de señorita elegante del siglo XIX ^^ jejejej

By the sea (8)

Anónimo dijo...

creo k el ctrl+c------->ctrl+v se nota xD. es muy bonito el texto, ya sabes que no me mola esto de las rubricas pero aun asi te doy mi mas sincero agradecimiento por que como dice "jen" hace muxo k mno disfruto como un chiquillo (en mi caso), simplemente ni del mar ni de muxas cosas.






Sado

Yana dijo...

Muy bonito tu blog, continua asi, te invito a visitar el mio.

http://sietesirenasvasaquererpecar.blogspot.com