jueves, 25 de diciembre de 2008

deseo de Navidad

He decidido que voy a tener un deseo de Año Nuevo. Todos tienen uno menos yo, y esto no puede seguir así.

Voy a pintarme el cuarto de color púrpura bonito. Con detalles en negro.
Acabo de comprarme un dosel de tela negra transparente para mi cama. No pega con nada de lo que tengo: una habitación de gotelé (odio el gotelé) pintada de algo que no se sabe si es azul, gris, o blanco. Muy feo. Con muebles hechos por mi padre en la época de auge del bricolage (véase una tabla sobre dos pilares de cajones verdes) y la crisis del 90. Tampoco os penséis que vivo entre la basura, que soy muy exagerada. No están tan mal, de verdad. La madera es buena, y yo no necesito más. Como las paredes están cubiertas por millones de pósters no me molestan a la vista, y con mi orden natural la mesa tampoco se ve mucho.

He decidido que voy a reorientar las pocas cosas que tengo. La cama debajo de la ventana, el escritorio cara a la pared, y ya veremos qué hago con la estantería ésa. Pintaré bonitas las paredes (me he rendido ya con los grumitos), y me compraré una colcha nueva. Me compraré varios almohadones negros y me pondré mi dosel oscuro. Quedará bonito. Me gusta.

En fin, ése es mi deseo para Navidad.
Ya que la paz en el mundo y que mejore la vida de todos los que estamos en él no se va a conseguir, pediremos algo al alcance de la mano, digo yo...

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